Columnas

Mitómanos

Tribuna

Por Javier Terrazas

Mitómanos

La política mexicana está plagada de mitómanos. Hay que precisar que un mitómano aquel sujeto que miente de manera compulsiva y patológica.

El mejor ejemplo lo tenemos en tiempos de campañas políticas, con los candidatos a todos los cargos de elección popular.

En sus afanes de ganar adeptos o seguidores, ofrecen paraísos inexistentes o sueños muy lejanos de la realidad.

Su objetivo es solo enganchar  incautos a través de promesas que difícilmente se cumplirán.

Desgraciadamente, las autoridades electorales toleran éste tipo de campañas basadas más en la mentira y en el insulto que en las propuestas serias.

Empezando por los spots publicitarios de campaña, sus mensajes están plagados de falsedades.

Los tres problemas más graves de nuestro país son la corrupción e impunidad, inseguridad y violencia; así como pobreza extrema.

Y todos los candidatos los abordan anunciando que acabarán con ellos, pero nunca dicen cómo ni cuándo.

Es urgente que las autoridades electorales establezcan acuerdos que permitan reorientar las ofertas políticas al terreno de la honradez, decencia y dignidad.

No pueden ni deben permitirse las mentiras, pues es la peor forma de corrupción.

Es una forma burda de robar el voto a electores que confían en la palabra de los candidatos, sin pensar que los están engañando.

La corrupción, inseguridad y pobreza extrema no se solucionan por decreto, si en un corto plazo e incluso un sexenio.

No hay fórmulas mágicas, si decisiones verticales de una autoridad que pueda solucionarlos.

Se requiere de un trabajo serio, responsable, permanente y con seguimientos puntuales, para construir de la mano con instituciones una mejor sociedad.

Los candidatos deben ser muy respetuosos de los electores y precisar cuáles son sus funciones y limitantes.

México tiene un sistema político republicano con tres poderes. No una monarquía.

Un presidente no puede por sí solo echar abajo reformas a la constitución que corresponden al Poder Legislativo en las Cámaras de Diputados y Senadores.

Más en un parlamento en el que ningún partido tiene mayorías y donde se requieren acuerdos parlamentarios para hacer los ajustes.

Ni Andrés López ni Ricardo Anaya que acaban de estar en la frontera tamaulipeca ofreciendo bajar el IVA al 8% pueden hacerlo. Esa es tarea del Congreso.

Tampico se puede eliminar de un plumazo la política social de los subsidios para atender los rezagos sociales e instrumentar un ingreso (salario) universal para el mexicano.

O duplicar el salario mínimo para revertir el bajo poder adquisitivo, pues de algún lado debe salir el recurso y no es precisamente por arte de magia.

México es un país de grandes contrastes y brechas muy marcadas que solo se pueden reducir en forma paulatina y  tardará varios lustros, si hay un trabajo intenso y política públicas que motiven la participación de la comunidad.

Ni “Pejelandia” ni “Anayalandia” , Ni “Meadelandia” son aterrizables.

Hay que valorar mejor todas las propuestas que presenten los candidatos presidenciales.

Y votar por las más viables.

La mejor forma de evitar que los políticos nos engañen con discursos floridos y demagógicos, es revisar bien sus ofertas y la coherencia, su posibilidad de hacerlas realidad.

Si lo hacemos, daremos un paso importante. Que no nos tomen el pelo y que llegue el menos mentiroso. Porque hasta ahora todos quieren timarnos, incluso Margarita Zavala