Columnas

MONREAL: DEL HUAPANGO DE MONCAYO, A SU FLAUTA DE PAN

CUADRANTE POLÍTICO

POR FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO

MONREAL: DEL HUAPANGO DE MONCAYO, A SU FLAUTA DE PAN

La rancia quietud clase mediera del quince Allende, se vio alterada por un ejército de vehículos. Desde  las  diez  de la mañana, decenas  de periodistas arribaron a este punto, con sus chalecos  y sus lentes, sus celulares en ristre, dispuestos a trasmitir  una guerra política  de consecuencias inusitadas.

En el interior del bunker morenista, los posters de Emiliano Zapata, de Morelos y  de Francisco I Madero, parecían estar preparados para reeditar una tercera guerra civil. Hacia donde dirigiéramos la mirada, se respiraba suspenso y adrenalina  apenas contenida.

Tan grande era la tensión, que en la víspera, unos colegas  de prensa,  estuvieron a punto de  agarrarse a golpes, supuestamente para ajustar viejos agravios. La atmósfera que se vivía,  era una olla  con ánimos hirvientes, a punto de ebullición.

Estábamos en el traspatio del edificio sede  de MORENA, de cara a una barda de block, por la cual ya empezaba a trepar, la inclemente resolana. Más que un grupo ordenado  de informadores,  nos veíamos  unos a otros, como una muchedumbre de rostros mediáticos apretujados en torno a  una pequeña mesa rectangular, donde se suponía que, en unos momentos más,  un hombre soltaría bombas  verbales, tan explosivas que  sus efectos llegarían hasta  las paredes y ventanales del palacio gubernamental.

En las oficinas del PAN, también había expectación por ver, cual era el arsenal  del  adversario, y decidieron correr su  conferencia hasta las dos de la tarde. De manera tal, que, todos jugábamos para la agenda de Monreal. El ex gobernador zacatecano, tenía el control de los factores  y él lo sabía, a tal grado que decidió, alargar  los minutos, un poquito, como para agregarle  al ambiente, la cereza  del  suspenso que coronaba los ánimos.

Después de breves minutos,  y de un par  de miradas discretas hacia la hora que marcaban los celulares, por fin apareció el protagonista central de nuestra historia mañanera: ahí estaba, el autor de los videos flamígeros, el estratega indómito  de los mensajes ardientes  y salvadores  de la patria morenista: el iconoclasta, el irreverente, el  temible lobo de la pradera morena…  Ricardo Monreal Avila.

Pero….¡oh sorpresa!,  en esta ocasión, su gesto ya no era de enojo, la ira  ya no inyectaba sus ojos, y los adjetivos insurgentes  y  guerrilleros  habían  huido de sus labios. Era, como explicarlo, digamos que un nuevo Monreal  de gesto seráfico, más parecido  en sus modales  al Magma Gandhi, que  a  los ojos furibundos de las turba que derrumbó la Bastilla de París.

Desde sus primeras palabras: “amigos, ando muy bien, y de buenas”, nos dimos cuenta que, algo no checaba, y que,  como  los pitchers  en el béisbol, este político de colmillo retorcido, había cambiado la velocidad  de sus lanzamientos.

La música que ahora  parecía ofrecernos  Monreal, ya no era el frenesí  del Huapango de Moncayo, sino  la Flauta  de Pan de  Richard Claydermán.

Las preguntas, aunque diferentes en el estilo personal  de cada periodista que las formuló,  coincidieron en un mismo sentido: ¿Por qué  ya no es usted el mismo que hace unos días denunciaba  la intromisión del gobierno estatal? ¿Qué pasó con sus anteriores mensajes de confrontación?

“Ando bien y de buenas”,  exclamó  Monreal, por segunda ocasión,  a estas alturas, ya  decidido a dejar claro su mensaje, ante  el PAN-Gobierno, que seguramente  acogió   de buen grado este cambio de actitud, pues en la conferencia de prensa que presidió  Gerardo Flores Peña, hacia las dos de la tarde, ya no se hizo mención al tema, y  se  abordaron  otros asuntos, alejados  por completo  del desencuentro  con  el Coordinador  regional  de  MORENA.

Abriéndose  paso entre  el tumulto, el periodista  de Reynosa , Luis  Alonso  se acercó  hasta el changarro que presidía Monreal, y lo cuestionó  sobre lo dicho por la lider nacional  de MORENA  Yeidckol  Polevnsky hace unos días en Tampico, en el sentido  de que, por instrucciones  de  Andrés Manuel  López  Obrador,  “no queremos pelearnos con nadie, ni hacer nada en base a la confrontación”.

Monreal le restó importancia al hecho, y dijo que cada quien tiene sus propios puntos de vista, para rematar  el episodio con un “¡Viva Yeidckol,  y así dar  por zanjado, cualquier asomo de  opiniones encontradas hacia el  interior  de la cúpula nacional morenista.

Lo cierto es que todo estaba previamente calculado: AMLO  tiene un brazo rudo, como lo es Monreal, y  lo alterna con  el ungüento conciliador  de  la dirigente nacional, Yeidckol Polevnsky. Y es que en política, se requieren de ambas cosas.

En realidad, ni Monreal ni la señora Polevnsky se contradicen, pues ambos forman parte de una estrategia que consiste  en arrinconar a los  adversarios, y luego mostrarles  un rostro diplomático y equilibrado, como el que, ayer  nos mostró  Monreal, en su conferencia  de las  once de la mañana.

Monreal  se fue, no sin antes  dejar claro, que  su partido MORENA  va a ganar  en Tamaulipas. Dijo también que no se va  a reunir con el gobernador, pero  ya hacia el final,   lo invitó  a que “haga historia”,  en éste proceso político electoral.

“Por  aquí vamos a seguir, por aquí vamos a andar”, dijo el lobo MORENO  de  Zacatecas, y se adentró  por las calles  y los caminos de la democracia  franciscana.

La pregunta que queda flotando en el aire tamaulipeco, es si con el oficio que envió  Monreal  al Secretario de Gobernación, sobre sus denuncias en Tamaulipas, las cosas volverán a su cauce. O bien, al margen de éste  intercambio  burocrático de quejas formales, selladas de recibido, existe ya una interlocución con el cabecismo.

De  ser así, quien será  el puente: ¿Monreal o Polevnsky?.