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PARA TRUMP EL CALENTAMIENTO GLOBAL NO EXISTE

LETRA PÚBLICA

PARA TRUMP EL CALENTAMIENTO GLOBAL NO EXISTE

RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

La tradición de medir los resultados que arrojen los gobiernos en los primeros cien días data de la época histórica, de aquellos famosos 100 días transcurridos entre el 20 de Marzo de 1815, cuando Napoleón regreso a Paris de su exilio en la isla de Elba, y el 28 de Junio de ese mismo año, cuando Luis XVIII fue proclamado Rey de Francia. Es un conteo ritual, histórico, memorable que los Estados Unidos practican desde la época de Franklin D. Roosevelt. Desafortunadamente para nosotros el pasado 29 de Abril Donald Trump cumplió los primeros cien días al frente de su mandato en donde técnicamente el establishment institucional del gobierno estadounidense ha logrado detener las incongruencias de ese mandatario evidentemente alterado de sus facultades mentales. Sobre todo cuando declaro en forma contundente que para el gobierno de los Estados Unidos que él preside: el calentamiento global no existe.

Fue durante los años noventa cuando más alharaca hicieron los neoliberales salinistas que gobernaban el país sobre el éxito económico  que reportaba un grupo de países ubicados en la cuenca del pacifico, entre los que sobresalía Tailandia y Bangkok, a los que denominaron pomposamente los «tigres asiáticos del pacífico” y se ofrecían como una garantía de lo que se alcanzaría si se lograba excluir al Estado totalmente de la rectoría económica, y todo se ponía en manos del mercado libre. ¡Surgía un nuevo dios! Así como en el pasado, Stalin representaba ser el sacerdote del Estado por excelencia, los «tigres asiáticos» eran en ese entonces los representantes de los dioses del libre mercado.

Nunca me comí ese cuento, no obstante de la autenticidad de los datos macroeconómicos, había muchas variantes que hacían diferente y casi imposible querer comparar a nuestro país con ese tipo de ciudades ubicadas en la cuenca del pacífico en donde aún se vive una modalidad de neocolonialismo económico y social.

Cuando sucedió la desgracia del tsunami en Bangkok y quedó revelada la miseria en la que vivía la mayoría de la población afectada en Tailandia y Bangkok, me di cuenta que había hecho lo correcto cuando dudé sobre lo que para Antonio Sánchez Gochicoa era un paraíso; yo siempre pensé que era un espejismo. Y así lo demostró la espantosa condición en que aparecían cientos de cuerpos abandonados en las calles sin que recibieran atención misericordiosa, ni que hubiera alguna institución que conocemos como el estado, que hiciera frente a este tipo de tragedias.

Años después nos tocó ver que Nueva Orleans fue prácticamente borrada por las aguas del océano en virtud de que este estado norteamericano está bajo del nivel del mar y como todos sabemos las fuerzas de la naturaleza están descontroladas sin ton ni son, por el calentamiento de la tierra, consecuencia de la devastadora y criminal tala que hacen los seres humanos de la flora y obviamente, de la fauna.

Estados Unidos es el único país importante y poderoso que no ha querido firmar el protocolo de Kioto. Como usted sabe, este instrumento creado por lo mejor del pensamiento humano, es un esfuerzo que compromete a estadistas responsables a cuidar a la naturaleza para que no seamos víctimas del desajuste que está sufriendo el mundo por el sobrecalentamiento de la tierra. Ahora en este momento ya hay información de que en una parte de Asia se está formando un maremoto con una velocidad no tan sólo peligrosa sino que nunca se llegaría a concebir su fuerza.

Estados Unidos en algunas ocasiones me parece a esas mujeres que lo tienen todo, que son ricas, talentosas, bellas, ilustradas, que superan en mucho a los hombres en cuanto a la adquisición de bienes pero no están nunca contentas con lo que tienen. Ese parece ser el drama de Estados Unidos; lo tiene todo: poder económico, poder bélico, poder educativo. Es ahí en Estados Unidos donde está perpetrado el poder computacional que contiene el control y la información más importante del mundo para poder mover a discreción los satélites que distribuyen la información a todo el universo.

Sin embargo, Estados Unidos con todo esto que tiene y que es demasiado, no ha querido participar en el protocolo de Kioto para evitar el sobrecalentamiento de la tierra, no ha querido participar en la defensa de la ballena negra que a punto estuvo de extinguirse por la indiscriminada forma en que los japoneses la cazan, no quieren los Estados Unidos aceptar que la región del Amazonas que es la parte boscosa más importante con que cuenta América Latina  sea declarada propiedad de la humanidad, para que se respete y no siga siendo objeto de contratistas y políticos que quieren hacer hoteles y súper mercados.

Por esta razón el mundo se dio cuenta de que la tragedia de Nueva Orleans no tan sólo es superior al daño que causo el tsunami asiático, si no que quedó demostrado, como sucedió en Tailandia y Bangkok y en Argentina con la crisis económica del «corralito» que no había en Nueva Orleans esa institución que tiene la obligación de proteger al individuo de una nación: el Estado.

Todo fue un concepto neoliberal. Los damnificados se movían tratando de salvar su vida y sus bienes con lo poco que tenían -que no era nada-; no había un plan que actuara inmediatamente como lo existe afortunadamente en este país y que es instrumentado por el Ejército Mexicano y conocido como el Plan DN3, que consiste en que el Ejército entra a salvar a los que no tienen la forma de hacerlo por su propio esfuerzo.

En Estados Unidos fue diferente, en primer lugar, esa aberración llamada George Bush tuvo que suspender sus vacaciones de ¡seis semanas! ¡Imagínese usted! para que pudiera entrar a funcionar la Guardia Nacional, que es el equivalente al Estado Mayor Presidencial de este país, pero no para que ayudara a los damnificados, sino para que hicieran fuego contra los que intentaran robar algo. Por eso a veces no entiendo como algunos profesionistas asalariados al gobierno dicen que López Obrador es una seria amenaza para el libre mercado y en la parte contraria veo a empresarios de amplio espectro internacional mirar con buenos ojos y apoyar el proyecto del Peje. Hay cosas que no entenderé nunca.

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