Columnas

Priistas piden a Meade que quite a Nuño

PRESENCIA

ANA LUISA GARCÍA

            < Priistas piden a Meade que quite a Nuño

            < Le llueven protestas Al Partido MORENA

            < Gobiernos de coalición, realidad o utopía

1.- José Antonio Meade Kuribreña empieza a pagar los errores del partido que lo postuló, los vicios del dedazo en las designaciones de candidaturas plurinominales y otras decisiones centralistas, que origina el descontento de alrededor de 200 priistas que firmaron una carta dirigida al candidato del PRI a la Presidencia de la República, en la cual se le cuestiona <por mentir al aceptar que está en un 2º lugar en las encuestas cuando no es así>.

En un fragmento de su manifiesto señalan lo siguiente: «¿Qué no se da cuenta que la torpe campaña contra Anaya sólo le sirve a López Obrador y que lejos de subirlo, lo está bajando en las encuestas? Por favor detenga esa inútil campaña, haga un alto, un ajuste total. Cambie al PRI, a sus sectores y organizaciones, cambie al coordinador de la campaña».

Aquí el comentario es que Meade es el invitado de piedra, no es priista y no puede actuar como se sugiere y como lo podía hacer un candidato de pura cepa Tricolor.

También le piden que revise la lista de legisladores plurinominales del partido, porque hay quienes sin mérito alguno tienen asegurado un escaño.

Entre los firmantes figuran Ulises Ruiz y José Adolfo Murat (sobrino de José Murat), el movimiento se inició casi desde el destape de Meade, pero se recrudeció ante la aparición de las candidaturas plurinominales.

A partir de ahí han filtrado en algunos medios como la revista Proceso y el Financiero el contenido de la carta dirigida al candidato, en ella se refieren a ”una pandilla de políticos que se han enriquecido del poder, mientras ellos (el pueblo) viven la inseguridad, la corrupción, la pobreza y la falta de oportunidades”.

Con tan ilustres apellidos uno sólo puede exclamar <el burro hablando de orejas>. Protestan ahora, porque no aparecen en la exclusiva lista de candidatos plurinominales, cierto que figuran en ella desconocidos en el ámbito Tricolor, el priismo tamaulipeco puede dar fe de ello.

El jueves de la semana pasada dimos cuenta de la protesta priistas que pedía específicamente la cabeza de la candidata a senadora ubicada en el 3er lugar de la lista plurinominal nacional, Vanessa Rubio, un elemento muy cercano a Meade y encarga en este momento de la Oficina del Candidato.

Existen otras muchas candidaturas de elementos sin antecedentes en el partido. Hasta ahora no hay rectificación alguna, en abril hay en el calendario espacios específicos para hacer esta clase de cambios. Pero es obvio que ni el presidente Enrique Ochoa Reza, ni José Antonio Meade han enviado a ningún “apaga fuegos” a mitigar el malestar que puede crecer, en momentos en que el horno no está para bollos.

2.- Los gobiernos de coalición ya son una realidad, se contemplan en la ley a partir de 2018, de tal manera que cuando rinda protesta el próximo presidente de este país, podrá integrar un gabinete plural con base legal, siempre y cuando se trabaje en la elaboración de las leyes secundarias que regularán la aplicación de este modelo de gobierno.

Los primeros ensayos puestos en práctica en los estados, que provenían de coaliciones electorales no resultaron satisfactorios, porque la regla de que el pez grande se come al chico no es fácil de erradicar y se generaron descontentos, porque la tajada mayor de poder siempre quedaba en manos del partido mayoritario, la primera fuerza política en esa entidad.

Ricardo Anaya intenta sacar provecho de ese modelo hasta el día de hoy inexistente, porque insistimos no hay leyes que lo regulen. Y eso fue pretexto para que el panista visitara algunos países para supuestamente traer ideas para decidir en su momento como elaborar las reglas legales.

Es un tema del Poder Legislativo y no del Poder Ejecutivo. La realidad es que si la pretensión de Anaya era obtener resultados para la elaboración de las leyes secundarias, hubiera promovido que diputados federales de su partido, incluso senadores le hubieran acompañado, incluso que hubieran ido ellos solos.         El objetivo era otro, restituir la imagen perdida a raíz de las acusaciones de que fue objeto y que lo exhiben en conductas ilícitas, que por cierto no han sido probadas legalmente, pero el placeo internacional sosteniendo encuentros con jefes de estado no le trajo ninguna ventaja, sobre todo cuando hay malestar por el derroche de recursos del país para hacer campaña, cuando tenemos 50 millones de habitantes pobres.

Pero la materia que nos ocupa son los gobiernos de coalición, al respeto podemos aportar que tal como están las cosas, es decir sin las leyes secundarias, el Presidente puede formar un gabinete plural, pero sin el respaldo legal que asegure la permanencia en la posición que se le asigne. Y quedará al albedrio del Jefe del Ejecutivo conservarlo o no, desplazarlo a otra secretaria o área del servicio público cuando así lo decida, de tal manera que reglamentar esa inclusión llamada gobiernos de coalición, no es cosa fácil, porque estará por encima de la decisión presidencial.

Enrique Peña Nieto integró un gabinete plural y los ejemplos más a la vista son Rosario Robles y José Antonio Meade, aunque el último sin filiación partidista. Esto quiere decir que sin Ley de Coalición y mucho menos leyes secundarias se logró hacer.

Pero no es eso lo que busca los Gobiernos de Coalición, que no estarán dependiendo del albedrío presidencial, sino de los espacios reales y representativos de una o más fuerzas políticas existentes en el país.

Un tema nada fácil, imposible de resolver en un tour de “a vuelo de pájaro”. Y puede ser un punto a resolverse de acuerdo a las pretensiones de quien resulte electo Presidente de México, o bien si a Peña Nieto le interesara, podría impulsar el proyecto, pero ya. Esto permitirá que la 2a y 3ª fuerza perdedora tenga, de acuerdo a la captación de votos lograda, uno o más lugares en el gabinete.

¿Difícil de imaginarse un modelo así?

2.- La forma arbitraria como MORENA ha venido designando sus candidatos, trasluce el régimen de imposición y absolutismo a cargo del gerente general del instituto político, Andrés M. López Obrador, quien es el que tiene la última palabra y las ejecutan los llamados “enlace nacional” de los que tiene cuando menos uno en cada entidad.

Resulta que ha tenido trabajando en la integración de una estructura a sus simpatizantes y afiliados y ahora estos son desplazados por elementos de otros partidos, PRI y PAN principalmente, dejando rezagados a los que han venido trabajando en por lo menos los tres últimos años, que participaron en los comicios de 2016 en el caso de Tamaulipas.

El descontento amenaza con rebasar los límites de tolerancia de la militancia en la zona sur y ahora en Matamoros. En este último punto geográfico dos mujeres activistas del partido de izquierda (¡¿?!) manifestaron su malestar debido a que no han sido tomadas en cuenta y en cambio de manera sorpresiva trascendió la inclusión del empresario gasolinero Mario Alberto López Hernández.

Se trata de Elvia Eguía Salazar y Rosy Pérez, quienes aspiran a una candidatura e hicieron su solicitud dentro del tiempo marcado para tal efecto. Pero eso no vale en MORENA, los que están llegando ni siquiera solicitaron su registro, tampoco su baja en el partido al que pertenecían, es el caso de Carlos Enrique Canturosas Villarreal, que hasta hace poco figuraba en el padrón del Partido Acción Nacional.

La no inclusión de la militancia de MORENA a las candidaturas se veía venir, porque así ocurrió en los estados donde compitió en 2017. En este mismo espacio mencionamos que las candidaturas dadas a conocer a fines febrero de ese año, tuvieron que ser modificadas dada la presión de los “morenistas” en el estado de Veracruz donde la pasión política desbordó y fue hasta abril cuando salieron a la luz pública.

Por otra parte, no vemos por ningún lado la inclusión de mujeres salvo en los candidatos a puestos federales, no así en municipios. Cierto, estamos a 62 días del inicio de las campañas municipales, veremos cómo rectifica el rumbo.