ColumnasTitulares

QUE A CHUCHIN LE GUSTAN LOS TACOS AL PASTOR

CUADRANTE POLÍTICO

POR  FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO

QUE  A CHUCHIN LE GUSTAN LOS TACOS AL PASTOR

Matamoros y su calle  Sexta, no niegan la cruz parroquial  de los sexenios priístas. Y  sin embargo, hurgan en  la lectura del  cielo azul, buscando una señal pedagógica.

Si  la  heroica  hubiese sido incluida en el libro  de  Las  Ciudades  Invisibles, escrito por Ítalo Calvino, seguramente  se referiría a ella, como  la ciudad telaraña, que ha  crecido en círculos de sueños, sociales, culturales…políticos.

Los ecos  de Rigo Tovar, de Cavazos Lerma y de Tomás  Yarrington se ciernen sobre esta urbe de  anglicismos  empolvados que suelen parpadear  por las noches, amamantados por la cultura del American way of life. Por lo demás, el Matamoros querido, no  es  ciudad  fácil, para cualquiera, con mayor énfasis, en el tema  de los suspiros político- electorales.

Tal vez  sea por  esa razón que, cuando  los amigos  del diputado Carlos  García  González lo ven preparar maletas, para  lanzarse en pos  de la  aventura por la alcaldía,  suelen  aconsejarle  al oído:

—- ¡Piénsalo  dos veces, tienes  amplias posibilidades  de perder!

Pero, el pastor de  la pampa azul, tiene percepción argentina, parece no escuchar  a nadie, desde  la cumbre de su autoestima. Su curva de aprendizaje grillesco luce bloqueada  por la ambición  de poder, y    se niega  a ver  lo  que tiene  enfrente: un alcalde con buenas  relaciones  en la primera  esquina  de palacio, con el control de todos los factores  que incidirán en la  reelección  del 2018. Y una  estrategia  cabecista que  ya tiene  en  la figura  del Secretario de la  SET, Héctor  Escobar  a su favorito, para explorar el futuro.

La  telaraña  matamorense,  tiene  los hilos electorales  entreverados:  su madeja  de intereses,  según se sabe, ya definió de antemano, el   cauce variopinto de sus preferencias democráticas: en la  boleta  presidencial, sus afectos serán, por  Andrés Manuel  López  Obrador. En la diputación  federal,  los factores  de peso, podrían favorecer  a  Héctor  Escobar, y  en el caso de la alcaldía, la  rosa  de los vientos, sigue  apuntando  hacia un segundo periodo  de Jesús  de la Garza  Díaz  del Guante.

Por más que el  satélite  de la buena  fortuna  peina  Matamoros,  el nombre  de Carlos  García  González, no aparece…no aparece, no se vislumbra. Y el tiempo apremia.

Para algunos  suspicaces,  el  2018, le  servirá  al primer panista  de Tamaulipas, para deshacerse de algunos compromisos. Y al mismo tiempo, para apuntalar proyectos, del porvenir. En esa balanza  se miden  las carreras  políticas  de García  González  y  del joven titular  de  la SET. Al menos, hasta ahora, las especulaciones  ganan  terreno en ese sentido.

Dos matamorenses, no pueden cohabitar,   en el mismo corazón  de  la alternancia. Por  eso, uno  de ellos,  está  condenado  al sacrificio, en el templo maquiavélico  del voto  cruzado.

Es como  la crónica  de una derrota  anunciada, símil   de la novela de Gabriel García  Márquez. Todo el mundo lo sabe, menos  el que  va a perder.

Y mientras  eso sucede, Carlos  García  González sigue  viajando  puntual y  febrilmente  cada semana a  o cada tercer día  a su anhelada  Matamoros.

Los enterados dicen que le dejará  el changarro legislativo  a Jesús  María  Moreno, “El Chuma”, un reynosense que  sí le sabe  al tema político.

Eso  sucede  aquí  en  ciudad  Victoria. Cientos  de kilómetros  al norte, en  Matamoros, los  ciudadanos  y la clase política,  le acaba de conocer  una  nueva preferencia  gastronómica a su alcalde:

Al parecer, le gustan mucho, los tacos al pastor.