Columnas

Queridas

AL VUELO-Queridas

Por Pegaso

Andaba yo volando allá, por algunas de las colonias bajas de la ciudad que resultaron afectadas por el chaparrón del sábado, donde los angustiados habitantes se apuraban para sacar de sus casas el agua que amenazaba con meterse hasta la cocina.

Con cubetas, palanganas y hasta con la bacinica extraían el exceso de líquido, mientras que elementos de Protección Civil hacían lo suyo con lanchas y motobombas.

Tras constatar nuevamente que Reynosa no está preparada para éste tipo de fenómenos naturales, me fui a mi rincón preferido para echarme un chapuzón en las redes sociales, donde encontré un curioso escrito de mi amigo, el abogado Rodolfo Martínez Galván.

Con una mezcla de humor y seriedad, analiza la situación jurídica de las féminas en concubinato, vulgo, amantes, queridas, descansos, K2 o como quiera llamárseles:  «Las amadas conocidas como «querreques» pero que equivocadamente les llaman amantes, carecen de derecho para reclamar una pensión alimenticia por disposición de los magistrados en pleno de la CDMX, pues para ellos las relaciones inestables o efímeras no son una familia, aunque si por esa efímera pero candente relación llegaran a tener hijos éstos sí quedan bajo la protección del derecho familiar.  Pero bueno, esto es cosa de legalidad y en su oportunidad ya se sabrá qué criterios aplican en los tribunales de Tamaulipas, porque el tema es lo incomprensible que me resulta que hasta en los recintos de justicia consideren a una mujer que en los hechos es la amada como la amante.

Ya que por lo regular en esas relaciones inestables o efímeras como eufemísticamente las llamaron los magisters de la Ciudad de México, los que andan calientes por amar son los hombres y las mujeres que los aceptan, también, es por lo regular porque en ellos encuentran a su proveedor de bienes y servicios aunque no faltan los zonzos que creen que es por puro amor, y así, por ese error de semántica suelen llamarle amante a quien más bien es la amada, porque ésta no ama a su proveedor más bien le agradece su preocupación por ella y por lo mismo lo acepta como amante y tal vez con el tiempo termine amándolo.

Así que ya sea por mera cachondería o ilusión, en las relaciones efímeras o inestables el amante es el «pelao», y la amada, querida o querreque, la mujer, lo que me recuerda una anécdota que me contó cuando era joven un señor mucho mayor que yo, en la que me explicó que la relación con una mujer joven era muy equilibrada, pues él daba dinero que es lo que le sobraba y ella juventud que también tenía demás, nadie da lo que luego le va a faltar. No pues sí, -alcancé a responder ante esa lógica inobjetable. Pero siento que ya estoy pisando terreno minado y mejor le corto. Hoy es el quiebre de la semana y que la pasen bien».

El comentario de Rodolfo encontró eco en otro buen amigo, Ezequiel Alvarez Cornejo, Cheque:  «Es un tema de suyo interesante para un miércoles cuaresmal, sin embargo, ¿importará la ley cuando la pasión se desborda? O más bien,¿ lo disfrutado  te lo podrá reponer un Juez? O valga un pensamiento de Santo Tomás: Para que una sociedad viva rectamente se requieren tres cosas: Primera que viva en paz; segunda que la sociedad unida con el vínculo de la paz dirija sus esfuerzos a obrar bien; tercera, que tenga cuidado de que haya suficiente abundancia de todo lo necesario para la vida.  En fin el tema da… y como decía mi maestro: que espere el amor mientras la pasión dura».

Cierto.  El tema da para mucho más.  Resulta que había un sujeto de mediana edad que tenía una amante por allá, por el rumbo de la Benito Juárez.

La amante, muchacha veinteañera, le hacía piojito y le sacaba las canas cuando se quedaba dormido para que el sujeto de marras se viera un poco más joven.

Pero resulta que llegando a su casa, su mujer también lo apapachaba y cuando caía en brazos de Morfeo, aprovechaba para sacarle los cabellos negros, a fin de que se viera de mayor edad.

Entre las dos lo dejaron calvo.

Otro chiste: Pepe, ¿por qué estás tan contento? Pues porque mi esposa me dijo que soy el mejor amante de toda la colonia.

Uno más: Masoquista es aquel que se roba a la novia… ¡y regresa por la suegra!

El último: Un sujeto llega a su casa de manera inesperada y sorprende a su mujer en paños menores, sudorosa y agitada… ¿qué te pasa?-le pregunta.  -Tengo un ataque al corazón.  -Quédate tranquila, ahorita voy por el doctor.  Se dirige a la puerta de su casa y le sale su hijo pequeño:  -¡El coco, papá!¡El coco está en el armario!  Se regresa apresurado a su recámara y encuentra a su compadre, también en cueros y agitado: -¡Eres un mamón sin sentimientos, pinche compadre! ¡Mi mujer con un infarto y tú asustando al niño!

Por eso, aquí nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: «El sentimiento de apego emocional caduca en cuanto cesa de mantenerse enhiesta». (El amor dura, hasta que dura dura).