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Reencuentro

Tribuna

Por Javier Terrazas

Reencuentro

Tamaulipas ha sido semillero de buenos maestros para la región noreste y norte de la república mexicana.

Sus instituciones formadoras del magisterio fueron importantes bastiones para crear cuadros de docentes que contribuyeron a la construcción de muchas  generaciones de norteños en el siglo pasado.

Era la época del México rural de la década de los sesentas, cuando decenas de maestros tamaulipecos fueron enviados a su misión educadora en otras entidades.

Incluso en mi natal Chihuahua, llegaron legiones de profesores de las Normales de Tamaulipas.

En el municipio de Madera, al poniente del estado más grande de la república, ya en las colindancias con Sonora, en lo espeso de la Sierra Madre Occidental,  tuve en suerte conocer a varios.

Mi padre, de profesión maestro, había decidido participar en la formación de una nueva Colonia Agrícola, Ganadera y Forestal,  la más grande de la nación, “Nicolás Bravo Chihuahua”.

Por su formación, siempre veló por la construcción de buenas escuelas de la comunidad y que los maestros se arraigaran en ella, para lo cual se construyeron las Casas de los Maestros.

La casa familiar estaba frente contigua a la primera escuela primaria de la comunidad, por cierto construida de piedra y un cerco perimetral de maya ciclónica en toda la manzana asignada al plantel.

Y frente a la escuela en lado poniente estaban las Casas de los Maestros, por lo que siempre estuve cerca de ellos y sus familias.

Por lo general, siempre recuerdas a tu primera maestra, al más enérgico o regañón o al deportista.

En mi caso, los recuerdo a casi todos porque además de mis maestros fueron amigos de mi padre y de un tío, ambos de esa profesión.

El arraigo de esos maestros en la comunidad, su sólida formación y mística, su tiempo extra para mejoras escolares e impulso al deporte, además del compromiso social, rindieron buenos frutos.

Las escuelas eran ejemplo en rendimiento escolar, en deporte y en civismo.

De ese grupo de maestros aparecen entre otros los tamaulipecos  Juan Arguello Juárez,  Eusebio Lumbreras Rojas , Mucio Nacud Juárez y su esposa tamaulipeca adoptiva Leticia Espinosa, Cesáreo Hernández y posteriormente, José Angel Becerra.

Revivo este recuerdo personal y lo comparto, porque a la distancia y radicado en Tamaulipas, he tenido un grato reencuentro con algunos de ellos.

Como el Profesor Juan Arguello, quien era además de un buen docente un excelente deportista. Era para algunos niños el ídolo, porque verlo saltar la maya ciclónica perimetral de la escuela, sin ningún esfuerzo nos sorprendía.

Y lo más emotivo, poder charlar y conversar a varias décadas de distancia con quien con mística y dulzura me enseñó a leer y escribir, a mi inolvidable maestra Leticia Espinosa.

Felicidades a todos los maestros tamaulipecos, con un día de retraso, en especial de quienes he aprendido, pero también compartido experiencias valiosas para toda la vida. A mi padre, un gran abrazo hasta el cielo.

Si las raíces del magisterio tamaulipeco fueron brillantes. Mucho tienen que aportar en ésta nueva etapa.