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Por Javier Terrazas

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El Presidente Enrique Peña Nieto desaprovechó ayer una excelente oportunidad de explicar a la sociedad mexicana las razones del gasolinazo.

Le faltó claridad, argumentación, contundencia y sinceridad. No convenció y se le fue un valioso momento.

La expectación que había causado la convocatoria para un mensaje a los medios abría la posibilidad de una reconsideración, pero no la hubo.

Aunque puntualizó que es una medida irreversible, sigue sin digerirse por los consumidores y los actores de los sectores productivos que más utilizan los combustibles en sus insumos.

Ello ocasionó que en lugar de comprensión y tranquilidad por el mensaje Peñista, se agravaran las movilizaciones sociales en varias regiones del país, ya con brotes de violencia callejera.

 Los problemas más graves de vandalismo y saqueos se vivieron en algunos municipios del Estado de México, así como en la Ciudad de México.

El resultado al final del día es que la nota principal fue precisamente la violencia generada por las protestas contra el gasolinazo, que dejaron de ser pacíficas.

También hubo bloqueos carreteros en varias entidades del país, de algunos puentes internacionales,  toma de casetas de cobro en autopistas, bloqueos de oficinas recaudadoras de impuestos.

Y en el caso de las ciudades fronterizas con Estados Unidos de América, desde Tijuana a Matamoros, se disparó el desabasto de combustibles, producto del cierre de decenas de expendios.

La razón, que los gasolineros se ven obligados a subsidiar tres pesos por litro a los ciudadanos fronterizos y de inmediato optaron por su salida del mercado.

Imagine usted el golpe que representa para Nuevo Laredo, por ejemplo, la principal puerta para el comercio internacional entre México y Estados Unidos, por donde pasan 12 mil trailers diarios de mercancías.

Alguna respuesta tendrá que darse para que la frontera mexicana no pierda competitividad y que se dé la fuga de divisas por la compra de gasolinas en el Valle de Texas y muchos otros artículos básicos, aprovechando el cruce para la carga de combustibles.

Difícil entender para el grueso de la población que el aumento del 20% en los hidrocarburos, sea para mantener la estabilidad de la economía nacional, cuando en los hechos, vulnera y desestabiliza a la economía interna.

Se vio en la conferencia a un presidente nervioso, inseguro, tenso y sin argumentos convincentes. A pesar de que la mayor parte del tiempo se le fue en explicar los cambios en su gabinete.

Y es que anunció el regreso de su amigo el ex secretario de Hacienda y artífice de la Ley de Ingresos que ocasiona el vandalismo en el país, ahora como Ministro de Relaciones Exteriores, en relevo de Claudia Ruiz Massieu Salinas.

Ni esa barbada reaparición le hizo contrapeso a la ira social manifiesta cada vez con más fuerza.

Y la presencia en el acto del Secretario de Gobernación fue prácticamente decorativa, ya que solo fue para que luego de que Peña les tomara protesta a los nuevos funcionarios, le encomendara a Osorio instalarlos en sus nuevas oficinas.

Muy triste y con rostro desencajado estuvo la ex canciller, quien hace apenas unos meses había sido designada, habiendo dejado la Secretaría de Turismo.

Peña Nieto y su equipo económico tendrán que ser más receptivos y escuchar a los sectores productivos, a los gobernadores, a los alcaldes fronterizos e incluso a los Diputados que están replanteando algunas medidas.

Las voces de los alcaldes Jesús de la Garza de Matamoros, Maki Ortíz Domínguez de Reynosa y de Enrique Rivas Cuellar de Nuevo Laredo, así como del gobernador Francisco García, que están haciendo eco de la problemática regional, deben ser atendidas.