Columnas

Retos partidistas

Tribuna

Retos partidistas

Los principales partidos políticos en Tamaulipas están inmersos en procesos de renovación de dirigencias o en la antesala de estos.

Primero se dieron los cambios en las dirigencias nacionales de algunos de ellos como el PAN y el PRI, mientras que MORENA está en ese camino.

En el caso del PAN la llegada de Marko Cortés Mendoza, grupo al que pertenece Francisco García Cabeza de Vaca, simplifica las cosas para la definición estatal.

Una vez que se lanzó la convocatoria,  se esperaba que se diera la reelección de Francisco Elizondo Salazar,  a quien tocaron ya dos procesos electorales.

Sin embargo, de pronto apareció el nombre de Luis René Cantú Galván, del grupo  de panistas de Reynosa, quien se espera se registre éste lunes como “candidato único o de unidad”.

Con presencia en la dirigencia estatal del albiazul, se mantiene firme el control del partido para las definiciones de candidaturas a alcaldías, diputaciones locales y diputaciones federales que se darán para la contienda del 2021.

Y se pavimenta el camino para el proceso de mayor trascendencia, el de 2022, cuando se tiene que nombrar el candidato a gobernador de ese instituto político.

Las características para el nuevo dirigente estatal del panismo, no exigen demasiado,  la principal es lealtad a toda prueba, de ahí que se opte por un cuadro joven.

La cercanía  con el grupo panista en el poder  es de antaño, a pesar de su juventud. Ya fue Diputado Local por haber entrado al relevo de Jesús Moreno Ibarra, quien dimitió para ir a la COMAPA Reynosa.

Cantú Galván, recibió y contestó el tercer informe del gobernador García Cabeza de Vaca el pasado 25 de septiembre, cuando se le puso en el aparador para el relevo partidista.

Es además suplente del diputado local plurinominal, Gerardo Peña Flores, otro de los miembros del círculo compacto del Grupo Reynosa.

Como en los viejos tiempos en que gobernaba el PRI, ahora en el PAN, la elección de su dirigente es por unidad, ya no se abren los procesos a la participación democrática.

Es el clásico “dedazo” pero ahora de otro color.

En cambio, en el PRI, ahora huérfano del ejercicio del Poder en los niveles Estatal, Federal y Municipal,  la situación es más complicada.

Hay varios grupos de poder interesados en la dirigencia, pues esta será clave para definir candidaturas a alcaldes, diputados locales y federales.

Hay intereses de la dirigencia nacional de Alejandro Moreno Cárdenas ( Arturo Núñez Ruiz); o del dirigente nacional de la CNC Ismael Hernández Deras (Tomás Gloria Requena) o de los grupos locales que tienen en Enrique Cárdenas del Avellano y Edgar Melhem Salinas, las opciones.

Quién será el agraciado en el tricolor para relevar a Yahleel Abdalá Carmona, todavía está en veremos, pero tendrán que buscar armonía para ungir a su mejor cuadro.

En el tricolor  el perfil para el dirigente exige un liderazgo estatal, capacidad de convocatoria, carisma,  buen discurso y oratoria, así como agallas para enfrentar  a los adversarios azules y marrones.

Mientras tanto, en MORENA, los cuadros locales están a la expectativa de lo que ocurra en la renovación de la dirigencia nacional.

Aquí parece que hay más respeto a las estructuras partidistas, por el rechazo de su máximo líder a “meter las manos” en el proceso interno.

De quien llegue a la dirigencia nacional de los cuatro prospectos visibles,, dependerá como se muevan las olas marrones en la entidad.

Su actual dirigente Enrique Torres Mendoza a pesar de los triunfos recientes, ha resultado un fiasco. Con la muerte de José Antonio Leal Doria, quien fungía como Presidente del Consejo Estatal,  prácticamente quedó a la deriva ese instituto .

Aquí también, al igual que en el PRI, el perfil para la dirigencia exige características de liderazgo estatal,  conocimiento de los grupos regionales, capacidad de negociación y buen discurso y recursos de oratoria.

El reto para MORENA es construir estructura,  tender puentes para ensanchar militancia con la sociedad civil, pero además con los grupos que provengan de otros partidos políticos, incluso del tricolor y el albiazul.

No será pues tarea fácil y llenar ese hueco obliga a los MORENOS incluso a ver en la sociedad civil o liderazgos que vengan de otras corrientes ideológicas.

Las circunstancias de cada partido  son distintas y distantes.

Los azules pueden jugar  a relevar al “Cacharro por el Cachorro”, pues solo requiere un “administrador o gerente” partidista.

Pero en el PRI y MORENA, urgen liderazgos naturales y sólidos, que permitan reconstruirse para dar las batallas en las siguientes contiendas de 2021 y 2022.