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Reynosa: la industria del rencor…

El Fogón

Reynosa: la industria del rencor…

José Ángel Solorio Martínez

El entrampamiento de la crisis de confianza entre la administración estatal de Tamaulipas y el Ayuntamiento de Reynosa, tiene nombres y apellidos: los grupos panistas que capitanean el diputado local José Ma Moreno mejor conocido como Chuma y el bando azul que encabeza Francisco Garza de Coss. Esta dupla y sus seguidores, mantienen en jaque constante a la alcaldesa Maky Ortiz e insisten en llevarla a un callejón sin salida para pescar en esas turbias como revueltas aguas.

¿Qué razones tienen Chuma y Garza de Coss para impedir un saludable acercamiento entre la alcaldesa y el gobernador?..

Sólo una: ambos creen que al vulnerar a la jefa edilicia, sus posibilidades de ser candidatos a la alcaldía reynosense se incrementan. Uno como otro, suponen que enfrentando a la doctora Ortiz acopian capital político.

La ecuación no parece ser correcta: con su conducta rupturista y anti institucional, han llevado al panismo local a una crisis sin igual en el estado. No hay una militancia albiazul, tan fracturada y tan atomizada como la existente en Reynosa.

Y en mucho, debido a la postura confrontante y protagónica de ambos actores políticos.

Chuma, abiertamente se reúne con una corriente en el Cabildo que disiente de la alcaldesa. Declara sin pudor y sin diplomacia, contra las políticas de Maky. Y ha llevado a tomar una postura alienada al Presidente del Congreso, el matamorense Carlos García que se ha puesto de manera facciosa al lado de los legisladores panistas reynosenses para llevar al cadalso a la presidenta municipal.

Moreno puede argumentar que es libre de reunirse con quien así lo disponga. Y tendrá razón. Lo incorrecto políticamente, es que a costa de los errores de su compañera de partido pretenda asumir la candidatura en el 2018; y lo más cuestionable: su aceleramiento, genera un iracundo ambiente en sus estructuras partidistas.

Garza de Coss, por su parte no oculta su animadversión contra la doctora. Ni mide sus comentarios con sus subordinados. (Y sus subalternos no son cualquier ciudadano: representan diferentes áreas del gobierno estatal, de las cuales él es el coordinador y representante directo del Ejecutivo estatal).

Otra ligereza de Chuma y Garza de Coss, es asumirse –en las acciones contra Maky- como los operadores del gobernador en Reynosa. Asunto tal, prohíja fricciones entre la autoridad municipal y estatal, y avinagra sus diferendos.

Una cosa es que se ostenten como los operarios de las políticas estatales y otra que presuman como auxiliares del Ejecutivo estatal, de los obstáculos que le construyen a la alcaldesa.

¿Ha faltado capacidad de diálogo y negociación en las partes?..

Así se avizora.

  Maky, Chuma y Garza de Coss, deben dirimir sus controversias antes de que les generen más disensos en las filas del PAN y en los núcleos ciudadanos más sensibles. Sin siquiera imaginarlo, están posibilitando el regreso de sus odiados enemigos –los priistas- al palacio municipal el próximo año.

(Lo anterior es una proyección a vuelo de pájaro: la aparición de MORENA como una fuerza emergente en Tamaulipas, puede revitalizar al PRI, al delinear escenarios de disputa en los Ayuntamientos en tercerías: azules, obradoristas y priistas. Y bajo ese resquicio, el tricolor puede reoxigenarse y elevar su espíritu competitivo).

Dentro de todos los efectos de ese empecinamiento por socavar las redes de autoridad de la alcaldesa Ortiz, el más incomprensible es el daño que se le hace a la ciudad y a la sociedad de Reynosa.

Los rencores irresueltos, se están traduciendo en una severa crisis de los servicios públicos y un evidente desaliento de los ciudadanos porque no esperaban tanta insensibilidad de sus representantes populares.

Tanto Garza Coss como Chuma no son malos políticos.

Sólo quieren a toda costa la alcaldía.

Por lo que se ve: Chuma y Garza Coss, asumen que la industria del rencor los llevará a buen puerto el 2018…