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Se aplicó la Ley y no hay más…

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Oscar Contreras Nava

Se aplicó la Ley y no hay más…

Si el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca no decide actuar de frente contra la corrupción, la impunidad y el despojo cometido por los gobiernos priistas de los últimos 24 años, se hubiera convertido en su cómplice.

Sin embargo, con el auto de formal prisión dictado a Eugenio Hernández Flores, se comprueba que el compromiso que tiene con los tamaulipecos, para reestablecer el orden, la paz y el Estado de Derecho, avanza y confirma lo que dijo en su Primer Informe de Gobierno: “no habrá tregua contra los violentos ni los corruptos”.

De tal manera que el mandatario estatal expresó: “vamos a recuperar lo que pertenece al patrimonio del estado, al patrimonio de los tamaulipecos y que indebidamente a través de los actos de corrupción, los convirtieron en propiedades particulares, esencialmente de políticos y ex funcionarios públicos. A esos, los llevaremos ante la justicia.”

La coherencia demostrada por el gobernador García Cabeza de Vaca en su decir y actuar, es evidente y es más fuerte que cualquier sugerencia, propuesta o tentación que haya recibido, para seguir lucrando con la riqueza y los recursos públicos de los tamaulipecos.

Con ello, nos demuestra que antes de enriquecerse ilícitamente como le hicieron sus antecesores, prefiere poner en la cárcel a los corruptos y ladrones del erario público y meter en orden a las instituciones públicas del estado, para terminar con la irresponsabilidad y la falta de compromiso con Tamaulipas.

Los gobernadores priistas hicieron del gobierno un negocio propio, para cometer una infinidad de fechorías que los volvieran millonarios y elegían muy bien a sus cómplices como titulares en las secretarías de la administración estatal, lo cual les garantizaba la complicidad, el silencio y la corrupción.

A todos ellos, a Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Rubalcaba, Eugenio Hernández Flores y Egidio Torre Cantú, se les olvidó que estar al frente del gobierno de Tamaulipas, es el más alto honor que un ciudadano puede tener, porque es depositario de la confianza, la fe y la esperanza de los tamaulipecos, para tener una mejor vida, un mejor futuro y traicionarlos tiene un costo muy alto.

Esto lo pudo entender muy bien el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y le quedó claro, que antes de caer en las redes de la complicidad con los ex gobernadores del PRI, estaban las tamaulipecas y tamaulipecos, quienes le dieron su confianza a través del voto y al hacerlo gobernador, le dieron también la oportunidad de recuperar la grandeza de Tamaulipas.

En fin, que a Eugenio Hernández Flores le hayan dictado formal prisión y tenga 14 averiguaciones previas pendientes por resolver, no es resultado de una venganza política, no es el pago de una factura por su comportamiento y ni siquiera es un ajuste de cuentas, no.

Su presencia en el Penal de Victoria es un acto que revalora la aplicación de la justicia, que le devuelve al Poder Judicial su integridad y es resultado de lo que se contempla en la ley por no actuar con honestidad, responsabilidad, lealtad, respeto y honor con Tamaulipas. Ni más ni menos.

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