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TRAFICO DE ARMAS, MOTIVO DE LA VIOLENCIA EN TAMAULIPAS

Hipódromo Político

Por CARLOS Cortés

TRAFICO DE ARMAS, MOTIVO DE LA VIOLENCIA EN TAMAULIPAS

Hace un par de semanas, y ante la declaración del presidente de INDEX Reynosa, Enrique Castro Septien, en el sentido de que las empresas maquiladoras podrían irse de Reynosa ante los episodios de inseguridad que se han vivido en la ciudad. Como respuesta, el Gobernador del Estado Francisco García Cabeza de Vaca señaló en ese momento que el problema reside en la laxidad con que armas de fuego cruzan la frontera entre los Estados Unidos a México, y pidió que los maquiladores hagan el esfuerzo para que el Gobierno norteamericano evite ese tráfico de armas hacia México.

Y para muestra de que esa observación es correcta, y que ese tráfico de armas tiene mucho que ver con la violencia que se vive en Reynosa, le comento que una nueva tragedia enlutó a por lo menos tres decenas de familias texanas, cuando un sujeto, aparentemente por enojo intrafamiliar, abrió fuego contra los asistentes a la ceremonia religiosa de una iglesia en Sutherland Springs, dejando a 26 víctimas mortales, según informó el gobernador de Texas, Greg Abbott. Los fallecidos tenían edades entre los 5 y los 72 años.

El suceso ocurrió en un templo baptista, situado a 45 kilómetros al Este de San Antonio, Texas, en una localidad de apenas 400 habitantes. Testigos presenciales relataron que un hombre entró «a toda velocidad» en la iglesia, enfundado en ropa militar, y abrió fuego justo antes de las 11.30 de la mañana del pasado domingo, durante el servicio religioso al que asisten alrededor de 50 personas.

El asesino fue identificado como Devin Kelley, un hombre blanco de 26 años de edad, quien se suicidó después de la masacre y tras una breve persecución en el condado de Guadalupe. Según la policía, el homicida utilizó un fusil de asalto semiautomático, dejando, además, varias decenas de heridos. La policía aseguró que el atacante actuó en solitario, por lo que no existe en la zona «una amenaza activa» a la seguridad. Vicente González, representante demócrata por Texas, dijo que el autor de los disparos «no es de la comunidad».

Sutherland Springs es una «pequeña localidad rural», de mayoría de población anglosajona, y en donde los latinos representan alrededor del 20%. «Es gente tranquila y buena, que vive del campo y la ganadería, o trabaja en el sector de petróleo y energía», señaló el congresista González. Entre las víctimas mortales se encuentra la hija del párroco que oficiaba la misa, de sólo 14 años de edad.

El gobernador de Texas, Greg Abbott, escribió un mensaje en su cuenta de Twitter condenando este cobarde y lamentable ataque: “Nuestras plegarias están con todos los que fueron perjudicados por este acto malvado. Nuestro agradecimiento a las autoridades por su respuesta», manifestó el mandatario texano.

Devin Kelley, el autor de la masacre en la iglesia de Texas, era un exmilitar, profesor de religión. Hombre blanco de 26 años de edad y veterano de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. El joven trabajaba actualmente como profesor en un estudio bíblico.

En la cuenta de LinkedIn de Kelley, figura que se unió a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos después de graduarse de la New Braunfels High School en 2009. Y ahí trabajó en logística y suministros hasta 2014, cuando fue destituido sin honores, y juzgado en una corte marcial, tras agredir a su mujer y a su hijo. Tras 12 meses recluido, cambió el Ejército por la enseñanza de estudios bíblicos en la Primera Iglesia Bautista de Kingsville, donde al final, fue dado de baja por mala conducta.

Como datos adicionales, cada 15 minutos muere un ciudadano norteamericano con arma de fuego, en el vecino país del norte hay 300 millones de armas de fuego en manos de ciudadanos, lo que significa que hay 88 armas por cada 100 ciudadanos, mientras qué en Alemania, por sólo poner un ejemplo, hay 30 armas por cada 100 ciudadanos.

Si a este hecho se le suman algunos episodios más de sangre con armas de fuego, como el atentado registrado en Las Vegas a principios del mes de octubre pasado, entonces podemos dar como correcto el juicio del mandatario tamaulipeco, en el sentido de que el tráfico de armas entre ambos países es uno de los factores que propicia la violencia en Reynosa, en Tamaulipas y en México.

Y la pregunta obligada es ¿hasta cuándo? Se requieren acuerdos urgentes que eviten en territorio de los Estados Unidos la venta indiscriminada de armas que genera actos bárbaros de violencia allá y acá, que cuestan anualmente la vida a miles de personas, la mayoría de ellas inocentes.

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