Columnas

Tula, de lo religioso y político a lo mágico.

Gaceta

Por: Raúl Terrazas Barraza.

Tula, de lo religioso y político a lo mágico.

El sábado 22 de julio, la Ciudad de Tula, donde también nació el compañero Jorge Vázquez Martínez, celebrará los 400 años de su fundación.

Su nueva condición de Pueblo Mágico, ha permitido a las autoridades tener recursos adicionales para darle un aire de tradicional y convertirlo en un punto de encuentro turístico para que, la venta de servicios que ocupan los paseantes, permita la diversificación de su economía.

Esta semana hará un mes de que, el Congreso del Estado, llevó a cabo su sesión Legislativa en Tula, tras declarar como recinto oficial para la reunión de los Diputados Locales, la explanada de la Presidencia Municipal, en la cual se conmemoró el 400 aniversario de la fundación de Tula.

La sesión Legislativa en honor a Tula, se hizo por adelantado, ya que, el mero día de la celebración los diputados estarían en receso, aunque, si hubiesen pensado lo mágico de las sesiones Extraordinarias, de las que ya llevan una y tendrán otra el día 17 de los corrientes, quizá la tercera hubiese sido lo de menos y, llevarla a cabo en la mera fecha del aniversario de Tula, el 22 de julio, también fuere bueno.

Obvio, los Diputados que lidera el matamorense, Carlos García González, en su calidad de presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado y que fueron invitados permanentes por el alcalde Antonio Leija Villarreal, pueden darse acudir el 22 de este mes para ser testigos de la festividad que el Ayuntamiento tiene preparada para antes y después de esa fecha.

En la página del Gobierno del Estado relacionada con los municipios, se expone que, a pesar de que en 1607 se definió la formación de la comunidad y la construcción de la iglesia, no fue hasta 10 años después, cuándo realizados y aprobados los trámites formales, quienes fundaron San Antonio de Tula, pudieron tomar posesión y trabajar en la conversión de los indígenas.

El asunto es que ya no se quedaron ni Fray Juan Bautista de Molinedo ni Fray Juan de Cárdenas, sino que, dejaron como encargado de los habitantes naturales, a Fray Diego de Espinoza.

Para 1703 la población de Tula estaba formada por españoles, mestizos, mulatos e indios y cuando llegó a Tula José de Escandón, como lugarteniente del Virrey en la Costa del Seno Mexicano, se procedió a llevar a cabo el trazo de la población.

El 17 de octubre de 1835 se otorgó el título de Ciudad a Tula, cuyos habitantes se dedicaban al comercio en virtud de ser el centro de las comunicaciones entre los puertos del Golfo y la Frontera. Una buena parte de sus habitantes se dedicaban también al cultivo y beneficio de la lechuguilla.

En 1866, Tula fue reconocido como cabecera distrital, sin embargo, cuando los franceses al mando del Coronel Charles Dupin ocuparon la región, el Distrito fue suprimido, pero, la distinción fue suficiente para que quedase registrado en la historia como el Distrito más antiguo, incluso que el Estado de Tamaulipas 1873 la cabecera municipal de Tula, tenía ya 16 mil habitantes.

La fundación de Tula, anterior a la del Estado de Tamaulipas, por ello, perteneció en lo político y militar a la justicia de Valles, pero, una vez establecida la entidad, llegó a ser su capital por más de una ocasión, de ahí que se diga y lo confirme con orgullo el periodista Jorge Vázquez Martínez, que Tamaulipas nace en Tula por ser el municipio constituido en forma legal desde hace 400 años.

Además, un tulteco, el Teólogo y Diputado Local del Congreso Constituyente de 1824, Eustaquio Fernández, sugirió que la Nueva Santander, llevase el nombre de Tamaulipas, palabra que tiene contenido el nombre de Tula, con lo que se rindió pleitesía y se mostró el sentido de pertenencia por el municipio que fue anterior al estado al que pertenece.

Además, se habla de que la historia de Tula es la del pueblo tamaulipeco, dado que allí sucedieron eventos históricos relacionados, tanto con la Independencia y la Revolución del México.

La prenda típica de la entidad, la cuera, es originaria de Tula y es considerada como un arte y que viste de gala a quienes la portan.

Se agregan ya a lo típico, las enchiladas tultecas, por tanto, ir a Tula y no comerlas, es como no haber acudido al pueblo mágico que ahora es. A este platillo se suman el cabrito adobado, los dulces, atoles de maíz y teja, las nieves que se venden frente a la plaza y las arepas.

Ir a Tula genera una sensación agradable, aunque se pueden hacer más cosas, como visita monumentos y sitios históricos, tales como, restos de haciendas y asentamientos prehispánicos, caminar por su centro histórico y fotografiar los templos coloniales, se puede practicar senderismo, montañismo, rapel, pesca y campismo en sus parajes naturales de planicie y montaña, esto último según lo hacen ver las autoridades turísticas del municipio

Antes de que se nos pase, le diremos que hay quienes secundan la iniciativa de Vázquez Martínez, en el sentido de que una de las principales calles de Tula, lleve el nombre del teólogo y Legislador Constituyente Eustaquio Fernández, quien cambió el nombre al estado en 1824, esperemos que suceda, para que la historia moderna le rinda homenaje.

Si la invitación del presidente municipal de Tula, Antonio Leija Villarreal, es abierta para que todos vayamos a conmemorar los 400 años de la fundación de esa ciudad, habría que programarlo desde ya, máxime que se trata de un sábado y, lo mejor comprendido dentro del período vacacional de verano.

Ahora que, si los próceres del municipio más antiguo de la región invitan, el compromiso será doble, mínimo para que nos hagan ver que, entre los personajes ilustres de Tula, están, además de Eustaquio Fernández, la poetisa doña Isaura Calderón, el impulsor del mutualismo, Francisco Ruiz Reyes, el abogado, político y Gobernador de 1869 a 1878, Francisco Saldaña, el abogado Emilio Vázquez Gómez y el poeta Esteban Núñez Narváez. Así también el médico Francisco Vázquez Gómez y el maestro normalista Manuel Villasana Ortiz.