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Los periodos

Tribuna

Por Javier Terrazas

Los periodos

Siempre que escucho de algún político ser muy respetuoso de estatutos, de periodos, de los tiempos, me da risa. Siempre terminan pisoteándolos.

Y hablo de los políticos en general, sean del PRI, PAN, PRD o los partidos nuevos o emergentes.

Lo hacen con las normas y plazos en sus partidos. Pero también ya instalados en el ejercicio del poder público.

Siempre se repite la misma historia. En los últimos meses hemos visto  casos en el PAN, en el PRI y en las instituciones gubernamentales.

Por ejemplo, en el PAN fueron electos dirigentes César Verástegui Ostos y Alvaro Barrientos, pero no terminaron su periodo, fueron integrados al equipo del Gobierno Estatal.

Para relevarlos se hizo un proceso dirigido a favor de Francisco Elizondo Salazar e Ismael García Cabeza de Vaca. Quienes buscaron intentaron registrarse, vieron la línea azul y de plano declinaron.

En relación a los periodos de elección o designación, hemos visto en días recientes como en forma anticipada terminó su periodo Hernán de la Garza en el Tribunal de Justicia;  Miguel Salmán en Auditoría Superior del Estado.

Esas mismas prácticas se hicieron en el PRI cuando se tenían los hilos del poder político en la entidad.

El titular del ejecutivo en turno, es quien ha marcado las pautas, los periodos y los plazos.

En el escenario nacional del PRI, por ejemplo, Manlio Fabio Beltrones salió de la dirigencia porque así lo quiso el presidente Enrique Peña Nieto, quien envió a Enrique Ochoa Reza, de sustituto.

En Tamaulipas, el periodo de Rafael González Benavides vence en diciembre de 2017, pero se retiró el 4 de octubre del 2016, dándose el relevo pro prelación, para Aída Zulema Flores Peña.

Ahora que no hay gobernador del tricolor, den pronto a los cabezas de grupo del tricolor, les urge que se dé el relevo, pero buscando llevar “agua a su molino”.

A esa oleada le han entrado varios cabezas a título personal o por instrucciones del padrino. Olvidando, claro está, que quien tiene los hilos es el que define y en ésta circunstancia es el presidente Enrique Peña Nieto a través de su tocayo Ochoa.

Por ejemplo, el caso más sonado del acelere está en Enrique Cárdenas del Avellano. Milita en el PRI desde 1975, a los 18 años, cuando su padre se hizo gobernador por la cercanía a Luis Echeverría.

Sin embargo, en forma personal incursionó en la política de primera línea hasta 1999, cuando fue electo alcalde de Victoria, a la par que Tomás Yarrington fue electo gobernador.

Su encomienda era 1999-2001, pero que cree, no lo concluyó. Renunció un 27 de septiembre del 2000, pues fue requerido por el gobernador en turno como presidente estatal del PRI.

Cargo que tampoco culminó, pues al pasar la elección se fue como Diputado Local plurinominal al Congreso Local,  donde también fue Presidente de la Junta de Coordinación Política, de 2002 al 2004, al lado del gobernador matamorense.

En la definición de la candidatura a gobernador, el fiel de la balanza se inclinó por Eugenio Hernández Flores. Enrique le levantó la mano, con la intención de ser el siguiente.

Pero a la siguiente, de nuevo se quedó en el camino. El favorecido por el nuevo fiel de la balanza fue Rodolfo Torre Cantú, quien había sido su director del DIF Municipal. Y sorpresa, a la muerte de Rodolfo, le relevó su hermano Egidio, quien pudo hacerlo gracias a haber si alcalde sustituto de Enrique, cuando éste dimitió para ir a dirigir el PRI.

.Y en la definición de la candidatura 2016 a gobernador, el favorecido del centro  fue Baltazar Hinojosa.

Su lucha por el respeto a las normas y estatutos, es pues en la nueva versión del PRI tamaulipeco como oposición. Olvidando que antes, siendo el más obligado a respetarlos, los vulneró.