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México observado desde fuera

Gaceta.

Por: Raúl Terrazas Barraza.

México observado desde fuera

Visto desde fuera, es decir, aquello que hace México para librar este asunto de la pandemia, resulta que tiene factores relevantes, entre ellos, el sistema de semáforo para la apertura de los establecimientos que debieron de cerrar sus puertas para resguardarse de la oleada de contagios que el coronavirus trajo al mundo y que cambio infinidad de formas y fondos de la relación social, económica, política, religiosa y educativa.

El sistema de semáforo indica cuales son las actividades productivas que pueden abrir en medio del nivel de contagio que todavía se trae, pero, como un alternativa para superar las dificultades económicas que ya presentan tanto las personas como las empresas.

Desde antes del 20 de mayo pasado, el Gobierno de la República, hizo ver que las actividades tendrían que abrirse, porque la economía se mantiene en picada, pero, sobre la base de la evolución de la pandemia en la nación, por tanto, las directrices técnicas tienen que salir de la Secretaría de Salud Federal y de las Secretarias de Salud de las entidades.

Esto último, porque de cualquier manera Presidencia de la República dejó en manos de los Gobiernos Locales la determinación de los negocios o establecimientos que pueden abrir y por lo general será a porcentajes, es decir, se comenzará la semana que viene con la cuarta parte de los negocios en operación y de forma sucesiva, en la medida que el control de la pandemia avance, se ampliará el porcentaje de apertura de tal manera que en unos meses podría recuperarse la actividad normal.

Se advierte, además de la necesidad de que haya actividad comercial y económica, que la gente tiene emoción porque en unos días las cosa serán diferentes, sin olvidar las enseñanzas que ha dejado esta confrontación que el mundo a dado a la pandemia y que, en muchos de los casos, las consecuencias fueron más serias que las de México y el mejor ejemplo, es el vecino país del norte, los Estados Unidos, porque allí, su sistema de salud no es público, sino privado y como la salud es un negocio dentro de las corporaciones gringas, no se hace salud pública, entendida esta como la medicina preventiva.

Visto desde otras naciones, con el sistema de semáforos de alerta de salud de México, los empleados de alto riesgo pueden regresar a trabajar en las siguientes etapas, si el semáforo es rojo, tienen prohibido bajo cualquier circunstancia de presentarse en sus empleos.

En caso de que el color sea naranja, los empleados pueden regresar al trabajo siempre que se implementen medidas de seguridad específicas y cuando sea amarillo, que es el nivel medio, los empleados pueden trabajar si se implementan medidas de seguridad específicas.

El último nivel es el verde, en el cual las consecuencia de ir a trabajar ya no son graves, por lo tanto, no se requerirán medidas especiales para que los empleados regresen al trabajo, aunque los dueños de los negocios deben tener especial cuidado.

En las ciudades donde las alertas de salud son rojas y naranjas, la recomendación es que, el trabajo sea remoto, eso que dieron en llamar, oficina en casa y en caso de que los empleados deban de acudir a los sitios de trabajo tienen que extremarse las medidas de seguridad en salud.

Esto es que, deben realizarse consultas médicas para evaluar el control y el tratamiento de las condiciones de salud de los empleados, en caso de síntomas relacionados con infecciones respiratorias, deben de identificados por departamento o área y que sean atendidos por los médicos

En todos los casos, los empleadores deben contar con equipos de protección personal y soluciones de gel a base de alcohol a los empleados, también se debe reducir la densidad de los empleados y aumentar el distanciamiento para garantizar distancias de al menos 1,5 metros entre los empleados

La presencia de las personas en los puestos laborales tiene que ser escalonada para evitar que los empleados se congreguen y deben designar áreas exclusivas en comedores y vestidores.

Tiene que existir, un comité o un representante responsable de la compañía para garantizar el cumplimiento de las medidas de seguridad establecidas, actividad esta, que llama mucho la atención en otros países, porque se deja la responsabilidad de las organizaciones para, en un esfuerzo de participación a favor de la salud pública, mantener la lucha contra la pandemia, sin sacrificar al cien la situación económica de los negocios.

La posibilidad de que cada Gobierno local maneja sus propios protocolos también ha generado admiración en otras naciones, de acuerdo con estudios realizados por despachos de consultoría, entre ellos, uno denominado CCN-Law, que trabaja en asuntos relacionados con Leyes internacionales.

Incluso indica que, algunos estados mexicanos han publicado sus propios protocolos y pautas, que pueden diferir de los establecidos por el Gobierno Federal e indica que, ante ello es importante revisar las ordenanzas, decretos y publicaciones locales aplicables antes de solicitar a los empleados de alto riesgo que regresen a trabajar.

El gran reto de los propietarios de negocios y empresas, de sus trabajadores y de la sociedad en su conjunto será que, con la apertura gradual de las actividades económicas, los casos de COVID-19 que se siguen desde la Secretaría de Salud con una perspectiva epidemiológica, no aumenten y lo mejor de todo, que puedan controlarse, para que, el control de la curva epidémica pueda llevarse a cabo más rápido.

Obvio, en caso de que las cosa son funcionen como se espera y el semáforo rojo se vuelva más rojo, todo tendría que estar de nuevo en el punto de las actividades esenciales y quizá con medidas preventivas más estrictas, porque la ocupación de camas en los hospitales y la cantidad de personas que fallezcan, serán un indicativo del agravamiento de la situación.

La expectación por la reapertura está en todo lo alto y solo la colaboración y el orden en la operación de los negocios dará resultados positivos, para ese binomio que todo quieren tener a favor, salud y economía.