Tamaulipas

MI SEMANA SANTA.

*Iniciamos la Semana Santa, la máxima celebración de los cristianos, que conmemora y actualiza su kerigma: la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Por Miguel Ángel Rodríguez Castillo

Iniciamos el Domingo de Ramos. Donde evocamos la entrada de Jesús en Jerusalén.

El color litúrgico es el rojo, que representa el martirio, la sangre de Cristo, derramada por ser coherente con su propio pensamiento, por no traicionarse a sí mismo y no traicionar al Padre. Después, la noche del Jueves, rememora la institución de la Eucaristía; la institución del mandamiento del amor y del sacerdocio.

El viernes tiene lugar por la tarde la celebración de la Pasión del Señor. La noche del sábado la Vigilia Pascual.  Y el domingo inicia el Tiempo Pascual que dura 50 días. Existen, dependiendo de las regiones y culturas muchos elementos que se incorporan a este núcleo litúrgico.

Ejemplos: las representaciones de la última cena, la devoción del viacrucis, procesiones de diversos tipos, representaciones del viacrucis, visitas a determinados templos, etc. Como quiera que se quiera vivir la semana santa está muy bien, pero en ocasiones aquello que ha nacido para ayudar a profundizar en el sentido de los días santos, se convierte en el principal obstáculo para hacerlo, de manera que se convierte en un espectáculo y nada más. ¿Cómo podemos aprovechar estos días? Creo que podemos empezar por recordar, que los días santos son la oportunidad que muchas veces buscamos y no tenemos.

 En muchas ocasiones nos quejamos de no tener tiempo para nosotros mismos; y he aquí, que se da la oportunidad.

Convertir este tiempo en algo sagrado para mí, es la mejor manera de darle sentido a estos días. He aquí la oportunidad de buscar el silencio, elemento que es primordial para este tiempo. Tenemos que tener la capacidad de huir de los ruidos que a diario nos aturden, que nos saturan, que no nos dejan concentrarnos, pensar, descansar. Podemos empezar por buscar el silencio, empresa que considero un verdadero reto para algunos, y sin embargo, por no tenerlo, es que sufrimos –eso es lo que yo creo.

Otro elemento es el descanso. Evitar saturarnos de actividades ayudará a encontrar el silencio y el descanso. Por ello planear bien las actividades que deseamos realizar en este tiempo y cumplirlas al pie de la letra, de manera que podamos descansar, no hacer lo no previsto, porque eso nuevamente nos mete en la dinámica de lo que hacemos cotidianamente. Participar en los actos litúrgicos; favorece el encuentro con la comunidad, compartir la fe que nos da identidad deberá llevarnos a la solidaridad y a la sensibilidad con los demás.

Existen devociones que pueden ayudar como el viacrucis, bien meditado, en familia, sin descuidar el propósito del silencio y cuidando que no sea algo que resulte cansado, aburrido, mecánico. Sino sencillo, que facilite la meditación, la oración, la interiorización. Digo esto, porque en general los viacrucis hoy día favorecen todo: el comercio, el ruido, la dispersión, la crítica, el espectáculo… todo, menos la meditación.